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Higos: Una Guía Completa desde el Cultivo hasta la Cosecha

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Origen.

La higuera tiene su centro de origen en Asia Occidental en la región de Siria, iniciando su cultivo, hasta llegar a la cuenca del mar Mediterráneo. Se tiene registro de su cultivo en Francia, España y toda la costa norte del continente africano desde principios del siglo XIII a. C.

Situación mundial.

La producción de higo a nivel mundial es de aproximadamente 1.15 millones de toneladas. Centrada en la zona del mediterráneo y Asia menor, región de mayor consumo. En cuanto a fruta cosechada, Turquía es el mayor productor en el mundo con 305,689 toneladas anuales, representando el 27% del volumen total. El valor del mercado del higo anualmente alcanza los 540 millones de euros, aproximadamente el 80% de este monto es de fruto deshidratado y el resto en fresco.

Situación nacional.

En México la producción en los últimos años ha ido en aumento, reflejándose en el incremento de la superficie destinada a su cultivo, en toneladas cosechadas y en los rendimientos por hectárea. En un lapso no mayor a 9 años se pasó de 815 a 1,194 hectáreas, teniendo un incremento del 46.5%. En 2008 se cosecharon 3,186 toneladas y para 2018 ya eran 7,705. En ese mismo periodo de tiempo se observó un incremento sustancial en los rendimientos por Ha. pasando de 3.9 a 6.5 toneladas en promedio, resultado de la experiencia y derivado de la demanda mundial y los precios por este fruto.

Requerimientos del cultivo.

La higuera es un cultivo con exigencias bajas en cuanto al tipo de suelo, lo único que debe evitarse son terrenos con problemas de humedad y/o drenaje. Se desarrolla sin problemas en suelos salinos, pedregosos, pobres en nutrientes y poco profundos, en cambio sí se establece en lugares donde el suelo presente un buen drenaje, profundos, ricos en nutrientes y con altos contenidos de calcio, su desarrollo se verá beneficiado enormemente.

El pH del suelo debe ser ligeramente alcalino, entre 7.5 a 8.5, tolerando una conductividad eléctrica de hasta 3.8 mS/cm sin tener problemas en el rendimiento, obteniendo frutos de extraordinaria calidad. Al igual que el pH y conductividad eléctrica del suelo, con el agua de riego pasa algo parecido, presentando una buena tolerancia a pH alcalinos y CE de hasta 3.7 m S/cm.

La higuera es una planta con una excelente adaptabilidad a los diferentes tipos de climas, soportando tanto bajas como altas temperaturas, por ello su cultivo se desarrolla en regiones donde se presentan climas templados con inviernos no intensos, zonas cálidas y hasta lugares secos, puntualizando zonas con la posibilidad de implementar riegos de auxilio para no afectar el rendimiento. En contraparte, climas con precipitaciones y humedades relativas altas afectan la calidad de la fruta.

La temperatura para tener mejores resultados durante su desarrollo debe encontrarse entre los 15 a 28°C, temperaturas por encima de los 38 °C sumado a vientos fuertes y secos se tiene la caída de frutos. Temperaturas menores a los 7 grados bajo cero provocan pérdida de frutos y por debajo de -12 °C el árbol puede morir.

Marco de plantación

Cultivo Higo Plantas

Para el establecimiento de una huerta hay dos maneras de realizar la plantación, de forma extensiva, utilizando marcos de plantación amplios de 8 x 8 o 10 x 10 m, hasta de 15 x 15 m, sistemas tradicionales que se han quedado en desuso por los altos costos en el manejo del cultivo y la baja eficiencia en el uso de los recursos, haciendo cada vez más inviable su aplicación.

El segundo sistema de producción es de tipo intensivo, con un mayor número de plantas por hectárea, disminuyendo el espacio entre árboles y el ancho de los pasillos. Es un método de producción más eficiente al conceder precocidad a la cosecha, obtención de fruta de mayor calidad, rendimientos más elevados y al mantener a la planta con un porte menor, hay un ahorro considerable en la mano de obra.

Los marcos de plantación actuales tienen la tendencia a incrementar el número de árboles por hectárea, pasando de 156 con un marco de siembra de 8 x 8, hasta llegar a establecer sistemas con 666 árboles o aún más densos con 2500 árboles por hectárea con un marco de 4 x 1 m.

En sistemas hidropónicos para producción de higo, aún en evaluación, proponen marcos de plantación de 1.6 x 0.6, alcanzando hasta 10,375 plantas por hectárea. Este tipo de sistema permite tener plantas de menor tamaño simplificando su manejo y cosecha, sin olvidar que la nutrición juega un papel muy importante para hacer viable un modelo de este tipo.

En resumen, ambos sistemas (suelo e hidroponía) permiten tener una mayor cantidad de árboles por unidad de superficie, reduciendo los kilogramos por árbol, pero incrementando sustancialmente los kilogramos obtenidos por hectárea.

La poda de formación durante el primer año de desarrollo es muy parecida al resto de los frutales, se busca mantener una planta sana, mejorar la calidad de los frutos (disminuyendo la sobreproducción), pero sobre todo limitar su crecimiento para simplificar la cosecha y su manejo en general.

 

Durante el primer año de desarrollo, la planta debe dejarse crecer a una altura no mayor a los 40 cm, en cuanto alcance este tamaño será necesario realizar un despunte. Con ese corte rompemos la dominancia apical, permitiendo la brotación lateral de ramas. De todos estos brotes se tienen que elegir de 4 a 5 para posteriormente eliminar el resto, los cuales deben estar bien distribuidos sin estar cruzados o muy próximo uno del otro.

Posteriormente, ya durante el invierno, se tiene que realizar nuevamente una poda de las 4 o 5 ramas que quedaron, dejando hasta 5 nudos y de estos elegir de 3 a 4 brotes laterales, este proceso se debe repetir cada año en primavera e invierno.

De todo el proceso productivo esta es la parte más complicada para realizar una recomendación. Para determinar la dosis adecuada de fertilización es indispensable conocer el contenido de nutrientes en el suelo y en el agua de riego, saber el estado de desarrollo del árbol, de igual modo apoyarnos en un análisis foliar para conocer la concentración de nutrientes en la planta. Aún así, es posible realizar una serie de sugerencias, claro, apegándonos a lo que demanda el cultivo sin generar algún problema (desequilibrio).

Recomendación:

Al momento del trasplante se recomienda realizar una fertilización de fondo, con materia orgánica, la cual puede ser con estiércol seco o composta en una dosis de 1.5 a 2.5 kilogramos por árbol.

La incorporación de materia orgánica se sugiere realizarla dos veces por año, añadiendo de 2.5 a 3 kilogramos por metro cuadrado, esto puede utilizarse en sistemas orgánicos o convencionales.

Si el manejo a implementar va a ser orgánico, además de lo anterior puede mejorar la nutrición de la planta con las siguientes recomendaciones:

200 ml. humus líquido X 20 L. de agua.

200 ml. extractos de algas líquidos X 20 L. de agua.

Fertirriego.

En el primer año de desarrollo, la higuera necesita de la siguiente dosis, dividida de manera proporcional:

13 Kg de Nitrógeno/Ha. Se aporta con nitrato de calcio: 77 kg.

18 Kg de Fósforo/Ha. Se aporta con fosfato mono amónico: 70 kg.

18 Kg de Potasio/Ha. Se aporta con sulfato de potasio: 40 kg.

No olvidemos que la higuera es un frutal con requerimientos bajos de agua lo que la hace muy sensible a riegos en abundancia, por lo tanto, un terreno saturado le puede provocar pudriciones a nivel radicular e incluso llevarla a la muerte.

La producción de higo y breva se realiza bajo la modalidad de riego por goteo, pero principalmente bajo el sistema de agricultura de temporal, apegándose totalmente a la temporada de lluvia. Si se busca tener un incremento sustancial en los rendimientos va a ser necesario la aplicación de riegos en las etapas críticas de mayor demanda.

El riego por goteo es una técnica que nos permitirá aportar el agua y los nutrientes de forma conjunta, además de manera directa y conforme al estado de desarrollo de la planta, al contar con un sistema radicular superficial, la higuera los aprovecha de manera más eficiente y se evita el desperdicio de recursos.

Sus requerimientos van de los 600 a 700 mm anuales, esto quiere decir que en promedio por metro cuadrado necesita de 275 litros de agua, pero al aportarla por medio de un sistema de riego por goteo podemos tener, en el peor de los casos, un ahorro del 40% evitando con ello el desperdicio de hasta 110 litros por m2 de agua por año. Esos 275 litros tienen que ser repartidos a lo largo de todo el año, poniendo especial atención a las dos etapas críticas, antes de la primera cosecha para fortalecer a la planta, en inicios de la primavera y la segunda durante el verano para la segunda cosecha.

 

La higuera puede ser considerada un cultivo completamente rústico, ya que con una demanda baja de agua y bajos requerimientos de nutrientes, se desarrolla bien en suelos pobres. Lo mismo le sucede con las plagas y enfermedades, no se tiene reporte de mayores problemas, por lo tanto el manejo es sencillo, siendo considerado un cultivo que se ajusta bien a la producción orgánica.

A continuación, expondremos algunas de ellas:

Plagas.

Ãcaros.

Es una plaga habitual en el cultivo de higo, pero no se tiene reporte de daños considerables que generen pérdidas económicas. Su peligro radica en que son vectores capaces de transmitir el virus del mosaico de higuera. El control se realiza con insecticidas a base de azufre, compuesto utilizado frecuentemente en agricultura orgánica.

Barrenador de las ramas.

Insecto que ataca ramas débiles o fracturadas por la acción del viento o algún otro daño mecánico, debilitando las ramas hasta secarlas, esto en caso de ser una planta débil acelera su muerte. La forma más efectiva de controlar a esta plaga es podando ramas secas o dañadas y quemarlas lo antes posible. De forma preventiva se recomienda la aplicación de insecticidas a base de extracto de plantas para confundirlos y a su vez ahuyentarlos.

Conchuelas.

Son pequeños insectos chupadores que se alimentan de la savia de las plantas (ramas y hojas). Su ataque no llega a generar grandes complicaciones, pero el problema viene después, ya que sus excretas son ricas en azúcares, funcionando como medio de cultivo para hongos. Este problema se conoce como fumagina o negrilla, cubriendo toda la hoja y evitando así la fotosíntesis normal, causando un debilitamiento de la planta. El control se ve limitado por el caparazón duro que los cubre, pero con ayuda de insecticidas sistémicos y aceites minerales en estadios joven de desarrollo de la plaga se han tenido buenos resultados.

Pájaros.

Las aves pueden ser consideradas la principal plaga de las higueras, picotean los frutos reduciendo fuertemente la cantidad y calidad de estos. Para ahuyentarlos puede hacerse uso de cintas reflejantes o bien de malla anti pájaros, cubriendo cada uno de los árboles o haciendo una especie de casa sombra.

Enfermedades.

Mosaico de la higuera.

Enfermedad ocasionada por un virus, el cual genera decoloraciones irregulares en las hojas, manchas cloróticas y necróticas. Las plantas que presentan estos síntomas tienden a desarrollar hojas pequeñas y deformadas, los frutos son abortados y presentan manchas de color marrón. La forma de evitar su propagación es adquirir una planta sana y estar al tanto de insectos vectores.